--Bar Militia--(privado Miyuki)

Sentada en silencio en un rincon del bar, observaba el movimiento de la gente, ensordecida por el aullido de la musica, fijando mi mirada en posibles candidatos a ser mis victimas. Mis ojos pasaban de un lado al otro, tristemente, mientras trataba de aplazar el momento en el que mostraria mi lado cruel, despiadado.
Y en un instante, un estremecimiento me recorrio la espalda, haciendome temblar. Las ropas negras que acentuaban mi palidez correspondieron al movimiento de mi cuerpo, mis ojos se dirigieron por inercia hacia la puerta cuando vi a un ser de largos cabellos entrar. Un demonio sin duda. Mis ojos se clavaron en el, mientras esperaba que se diera cuenta de mi presencia y ver su reaccion... o que se fuera sin notarme, cosa en verdad improbable.

Recelosa aun, todavia esperaba alguna reaccion hostil. Uno nunca sabia cuando se encontraba con seres sobrenaturales, angeles o demonios daba igual. Siempre cabia la posibilidad de ser atacada.
-Buenas noches... -respondi mientras escrutaba su rostro, buscando algun indicio de sus intenciones. Parecia no tener ganas de entablar una pelea ahi mismo, en un lugar lleno de humanos, por lo que me relaje apenas un poco. Por el momento. Asi que decidi darle el beneficio de la duda, aunque sin bajar del todo la guardia por si acaso. Compuse una expresion jovial, y sonrei levemente.
-Lindo lugar, verdad? -comenté hablando con voz mesurada a pesar de la musica ensordecedora.

Tuve el impulso de alejarme cuando lo vi acercarse a mi, pero su expresión calma hizo que lo pensara por un instante, y me quedé donde estaba. Su voz aterciopelada acaricio mis oídos, en contraste con el estruendo de la música, de los gritos, del bullicio de los humanos divirtiéndose en ese torbellino de cuerpos que los arrastraba de aquí para allá.
-Siento recelar tanto, pero uno nunca sabe... –comente encogiéndome de hombros ligeramente. Todavía tenia fresco en mi memoria que casi muero por acercarme al ser equivocado.
-Es un placer para mi, Takumi-kun. Me llamo Miyuki –susurré levemente, aprovechando su cercanía a mi.

Sonreí al escucharlo agregarle el “chan” a mi nombre... no recordaba que nadie me hubiera llamado así en toda mi vida, y eso me hizo sentirme un tanto extraña, pues contrastaba con la gravedad de su respetuosa reverencia. Por eso lo tome no como un atrevimiento, si no como una muestra de simpatía.
Escuche su pregunta, y mis ojos se un poco mas, levemente. ¿Debía revelarle el verdadero motivo de mi estadía en aquel lugar? Decidí que si, puesto que siendo un demonio debía entenderlo, y quizás ni siquiera tuviera aprecio por los seres humanos y no le molestara. Además mentir ahora podía llegar a traer problemas más tarde.
-Vine a cenar... por decirlo de alguna manera.

-Mh, ya veo.. estamos en la misma situación... aunque yo voy a tener que comer, quiera o no. Ya no puedo aplazarlo mucho tiempo más. –dije sonriendo levemente, con algo de tristeza. Por más que lo pensara, y le diera vueltas al asunto, por mas que elegía a mis victimas entre los mas viles e inmundos de los seres humanos, ofreciéndoles una segunda oportunidad...Aún con todo eso en mi mente no podía llegar a sentirme mejor, por que realmente lo disfrutaba...
Disfrutaba con el aroma del miedo, la expresión aterrorizada en sus rostros cuando veían en mi lo que realmente era. Y sobre todo me deleitaba devorando su esencia, lo único puro en medio de la inmundicia que eran.
Al mismo tiempo, mis pensamientos me horrorizaban, pero tampoco podía negar mi naturaleza, mis apetitos. He ahí el dilema que me acosa, y del cual no podía separarme. Intentarlo había sido inútil.
Pensé en todo eso durante apenas un instante, pues la voz de Taku no me permitió seguir demorándome en aquella cuestión que de todas maneras no iba a resolver ahora.
-Ehm, si, si me agradaría algo de tomar... lo que tu elijas estará bien –conteste a su ofrecimiento sonriendo afablemente.

-Un poco fuerte? -murmuré, sabiendo que a pesar del ruido me escucharia, de una u otra forma.
Yo conocia el licor, pero bajo el nombre de la Fée Verte, el Hada verde. Tomé el vaso, lo levanté en el aire y observe embelesada la luz refractandose a traves del vaso.Y luego simplemente me lo lleve a los labios y de un solo trago lo vacié. Era fuerte, si, pero no mas que el sake al que ya estaba habituada.
-Delicioso... aunque el anis no sea mi gusto preferido -sonriendo me servi de nuevo su vaso y el mio.
-Y ahora que ya estamos mas relajados -sonrei - ¿Por que no me cuentas algo sobre ti, Taku? Tengo la sospecha de que eres una persona que me agradara conocer.

-Lamento lo de tu madre... -musite. Por la cara que habia puesto, mezcla de enojo y dolor, decidi no dar mas vueltas a ese asunto. Me limite a escucharlo, y luego cuando me pregunto sbre mi, contestarle.
-Pues, no hay mucho que contar sobre mi. Soy la demonio de las Nieves, tengo algo asi de 1500 años, asi que si, para mi eres un pequeñuelo -dije en son de chiste -. Tambien me gustan los gatos (los cuervos no por que los pajaros no me gustan)... Me gusta tomar alcohol, fuerte y del bueno, pero por el resto, no hay mucho mas que decir. No se de donde vengo, quienes fueron mis padres, si es que los tuve, ni nada. Mis recuerdos simplemente desaparecen -dije con voz cantarina, despreocupadamente. Ya a esta altura le restaba importancia al asunto.
-¿Algo mas que quieras saber?

-No... -contesté-. Nunca lo tengo cuando salgo a hacer esto. No me gusta -medité hasta encontrar las palabras exactas -... digamos, sentirme observada cuando hago algo tan poco agradable a los ojos.
Escruté su rostro, buscando algo que me dijera si podía revelarle toda la verdad sobre el asunto. Pero ya me habia demostrado ser digno de confianza por lo menos en ese aspecto. El no se horrorizaría.
-Taku...Yo no solo mato a mis victimas, termino con su existencia por completo y aunque tienen su recompensa, eso no hace que sea mas facil para mi... pero no puedo detenerme y he ahi lo horrible de lo que hago -dije con un aire de tristeza en la mirada.

Escuché sus palabras en un impasible silencio, sintiendo como me describia tambien a mi misma.
Si el se veia a si mismo como un monstruo, veria tambien eso en mi? Al demonio despiadado que era en realidad... por mas que tratara de negarlo, de esconderlo tras una mascara de bondad falsa en definitiva. No podia negar lo que era... quien era... Solo que a veces se me olvidaba, como todo lo demas.
-Todos tenemos un lugar en el mundo, una funcion que cumplir... quizas la nuestra sea ser los malos, esos que hacen que los buenos existan... -suspiré pesadamente- La verdad, llevo toda mi vida tratando de escapar de mi misma, y estoy un poco cansada, por que es inutil que lo haga, las cosas seguiran como siempre han estado. Taku, no nos queda mas que aceptar lo que somos y vivir con ello como podamos. Despues de todo, no tenemos culpa por lo que somos, no es algo que hayamos elegido... Si ese es tu deseo, te permitiré que veas al demonio detras de la mascara