Nueva Vida [Privado]

Hacía ya tres largos meses que la madre de la joven Chantelle había muerto. ¿El motivo de su muerte? aun estaba por descubrir, algunos médivos habían dicho un fallo del corazón, otra decian un cáncer... el caso es que habían pasado tres meses y cada día se le hacía más dificil de llevar para Chantelle. Estaba sola y desamparada en un mundo cruel que no dudaba en aprovecharse de un alma candida como ella.

Pero apesar de todo Chantelle siempre le ponía al mal tiempo buena cara, así que jamas había borrado su resplandeciente sonrisa de su rostro, ni había abandonado su dulzura habitual. Era sabado, hacía un magnifico día en el cual el sol brillaba con fuerza, el cielo estaba más azul que nunca y los pajaros revoloteaban aquí y allá trianando alegres. Y en este día Chantelle decidió salir de casa para dar un paseo por el parque.

Se arregló, se vistió y se cepilló el pelo hasta que creyó estar perfecta para salir a la calle. Caminó hasta el parque, que no quedaba demasiado lejos de su casita. El parque estaba llenó de gente sobre todo niños jugando a la pelota, con cometas o saltando a la cuerda. Se respiraba una atmosfera practicamente pacífica. Chantelle dió una vuelta por el parque hasta que se cansó de andar y se acercó a la sombra de uno de los árboles para sentarse bajo él y así descansar un poco.

La suave brisa que corría bajo la copa de el árbol agitaba sus cabellos blancos revolviendolos al rededor de su inocente rostro. Apesar de que Chantelle intentaba que su melena siguiera exactamente en el lugar que debía pero cualquier intento era fallido. Su melena era demasiado suave, lisa y ligera como para poder evitar que el viendo la hiciera bailar a su antojo sin que la joven pudiera evitarlo. Despues de desistir en su intento simplemente apoyó mejor su espalda contra el duro tronco de madera y dejo sus manos apoyadas en su regazo mirando aun el infinito.

Estaba totalmente pensativa con la vista perdida hasta que sentió algo, como una brisa más personal que el simple viento. Agitó mis orejitas inquieta aunque no había nadie, era como si sintiera su presencia ¿Podía ser que me estubiera volviendo loca? pensaba la joven sin querer responder realmente a supropia pregunta... pero despues de todo lo que había pasado no sería nada raro o inusual.

Y entonces lo que ella tan solo creia un producto de su imaginación, de una imaginación que claramente no estaba en plenas funciones se hizo totalmente corporeo y visible para sus ambarinos ojos, del color de la miel más dulce. Parpadeó un par de veces mirando al desconocido de porte majestuoso, distinguido, autoritario y cabellos del color de la rosa. Rojo intensó. Al principio no supo que decir puesto que era una desconocido pero tras tragarse su timidez consiguió articular palabras coherentes y con sentido para formas una frase completa.

- Estaba cansada señor y me sente a la sombra a descansar - explicó en un tono calmado y amable, sobre todo amable. Despues de dichas palabras los labios rosados de la joven se curvaron en su rostro formando una dulce y cordial sonrisa hacia el deconocido. Para Chantelle era indiferente si era desconocido o no simplemente sonreía con esa dulzura porque era su manera de ser. Ella era enteramente un dulce.

Tras las respuestas de la joven el demonio pelirrojo se sentó en el suelo pero no junto a ella sino detras por lo que con tranquilidad Chantelle se giró un poco para así poder verle bien mientras hablaban. Bueno o ella se imaginaba que ahora se iniciaría una conversación porque eso era lo típico que se hacía. Charlar en un parque bajo los árboles con el viento removiendo su pelo. Para cualquiera aficionado a las peliculas o libros de amor lo consideraría como una escena más de un libro o pelicula en la cual Chantelle había dejado sus labios curvados en esa amable y dulce sonrisa que lucía con belleza y frescura en su tierno y pálido rostro.

La gatita miró con ojitos curiosos al desconocido - solo un poco apenada - admitió bajando la mirada hacía la verde hierba del suelo y borrrando por primera vez su sonrisa - ¿Cómo lo ha sabído? - preguntó seguidamente levantando la vista del suelo. Ella no pensaba que se le notara tanto que estaba triste por todo lo ocurrido ultimamente pero alomejor se le notaba más de lo que ella misma pensaba.

Y aunque sus pensamientos comenzaban a girar en un remolino de ideas y recuerdos que giraban en torno a su madre, todo esto se rompió como si fuera un frágil cristal cuando sintió una mano que acariciaba su colita peluda y negra. No pudo evitar tener un leve escalofrio con el tacto y lejos de reprocharse o enfarse por la confianza del gesto. Simplemente se limitó a volver a curvar sus labios para formas una bonita sonrisa. No llegaba a ser una sonrisa de aprobación pero tampoco era de disgusto o molestia. Moví una de mis orejitas arriba y abajo mirando al desconocido de los ojos verdes...

El desconocido la miro a los ojos e inmediatamente ella desvió esa mirada sintiendo como un ligero calor producto del rubor se apoderaba de sus suaves y perfectas mejillas, habitualmente pálidas y ahora ligeramente sonrosadas. La joven neko escucho sus palabras como si fueran una lección importante, siempre mostrada ese interes por todo. Su madre la había educado bien y entre las cosas que le había enseñado era a ser un chica atenta y educada y Chantelle siempre era ambas cosas.

Lo observó en silencio esperando a que terminara de hablar mirando discretamente lo bonito que quedaba su cabello tan rojizo moviendose con el aire, arremolinandose ligeramente y cayendo por el rostro de él. De no haber sido un desconocido quizás habría tenido el tierno gesto de apartarle ella misma ese mechon de la cara pero era una persona que no conocia y no iba a permitirse tales confianzas sobre todo porque podría molestarle.

Bajo su mirada al la hierba verde antes de responder practicamente en un susurro - sí estoy un poco apenada pero no es nada - era bastante curiosa su sinceridad para con alguien que acababa de conocer. Bueno en realidad para con alguien del cual no sabía ni siquiera su nombre... Mantubo su mirada en el suelo recordar a su madre siempre la apenaba mucho, la echaba tanto de menos, estaba ahora tan sola...

Levantó su dulce rostro hacía el pelirrojo desconocido que había tocado su mejilla la cual se puso más roja aun con el simple contacto de esa suave mano sobre su piel. La joven gatita sonrió bastante nerviosa - gra - gracias señor - respondió con voz casi susurrante y un poco entrecortada por el nerviosimos. Era en realidad una tonteria ponerse nerviosa por algo así pero la joven no podía evitarlo, no podía evitar sonrojar y ponerse nerviosa al sentir en contacto directo con otras personas y más aun cuando le decian piropos.

Chantelle iba a responder su propio nombre cuando oyó algo más una grase acontinuación pero no podía ser sus labios no se habían movido. Así que el no podía haber sido pero sin embargo había oído perfectamente esa frase en su cabeza "Aunque puedes llamarme amo". La joven miró discretamente a ambos lados y despues movió sus orejitas un tanto confusa sin poder explicarse de donde había salido esa voz.

Lo miró de nuevo parpadeando perpleja y por fin respondió - mi nombre es Chantelle - respondió estremeciendose de nuevo con el contacto de la mano de Irahd.... ¿Debía llamarlo así? se preguntó en su cabeza, la cual agitó rápidamente para dejar de pensar en esas cosas. De ser otra persona probablemente debería haber apartado su mano pero ella no era capaz de apartar su mano además de porque no le estaba haciendo daño, solo le provocaba un escalofrio tras otro y que la piel se le erizara levemente aparte del sonrojo que ya iba en aumento.

La joven dejó de buscar el lugar del que provenía aquella voz en cuato él se lo preguntó. Aunque seguía confusa y llegaba a pensar que se estaba volviendo loca o que solo habían sido imaginaciones suyas no pudo evitar repetir sin querer en voz alta, aunque no demasiado alta la última palabra oída en su mente - ¿Amo? - apenas había sido un simple susurro que podría haberse llevado el viento pero probablemente para el ser que había ante ella había sido totalmente audible.

Agito su cabeza y sus orejitas otra vez más - no... solo que... - hizó una pequeña pausa para tratar de sonreir con ternura - me había parecido que había oido algo - terminó por confesar apoyando su propia mano sobre su mejilla que ardía de lo roja que estaba. Con discrepción dado lo nerviosa que la estaba poniendo ella misma tomó su colita con una se sus manos apartandola del tacto de el no ya tan desconocido. No es que le molestará que lo hiciera por que de hecho ella adoraba que la mimaran pero la estaba poniendo nerviosa y estaba haciendo que se sonrojaba e intentaba evitar ambas cosas. El rubor y el nerviosismo.

Distraidamente jugó con su colita peluda calmandose un poco más aunque bajo la mirada penetrante de esos ojos verdes que hacían un gran contraste con la rojiza melena, no es que se pudiera calmar del todo. Chantelle no llegaba a ser extramadamente tímida pero sí se intimidaba con fácilidad y desde luego su miradaba la intimidaba bastante al menos lo suficiente para que ella apartara su vista deliberadamente. Se sentía observada por él y era una observación más allá de la que tendría en una simple conversación, aun así su mirada no llegaba a ser molesta y de hecho , apesar de su mirada, su comentario le resulto lo suficiente gracioso como para hacer más que sonreirse.

No alcanzó a ver la sonrisa del pelirrojo dado que estaba más pendiente de un puestecillo de helados que había unos 200 metros de ellos así que encuento oyó la sugerencia se levanto de un saltito del suelo girando sobre sus talones para quedar de frente a él y tenderle la mano para ayudarlo a levantarse. Era un hombre mucho más fuerte que ella y en realidad no necesitaría de su ayuda pero aun así le tendió la mano con una sonrisa.

- Nunca puedo negarme a un helado - dijo con una expresión bastante golosa y menos nerviosa al hablar de algo más conocido he inocente como un helado, además pensar en helados la mantenía alejada del pensamiento de su madre. Chantelle aparte de ser dulce le encantaban por encima de todo los dulces. Chocolate, nata, helados, pasteles, tartas, golosinas... daba igual la forma que tubieran el caso es que llevaran azucar y mientras más mejor.

Cerró su mano atrapando la pequeña y suave mano de Chantelle y aunque el contacto con él la ponía un tanto nerviosa y que se sonrojara. Cada vez se le hacía más agradable que la cogiera de la mano y más aun si era para caminar hacía un puesto de helados. Ya podía saborear el helado que se pediría de nata y fresa una tarrina muy grande. Iba pensando en su helado hasta que oyó la pregunta puso una carita de pensativa unos segundos como si le costara decidirse en un sabor favorito, aunque pronto su cara se iluminó. Ya tenía claro cual.

- El de nata o el de cereza - contestó con esa sonrisa inocente y dulce tan característica en ella - aunuqe el de fresa o el de frutas del bosques también estan muy buenos - añadió seguidamente pensando en sus sabores favoritos. Quizás otra persona hubiera desconfiadao de un desconocido, no hubiera ido con él a comprar un helado y menos de la mano pero Chantelle era tan inocente que no podía imaginarse que alguien quisiera hacerle algo malo. Al fin y al cabo ella era bastante adorable ¿Quién querría hacerle daño? segun su criterio, absolutamente nadie.

Una imagen inbadió su mente, una imagen conocída y desconocía a la vez. Conocía porque lo que vió fue a ella misma y al pelirrojo y desconocida por la escena, escena que hizó que se sonrojara a más no poder, desde las mejillas hasta la punta de la nariz. La nata y el sirope se mezclavan en su pequeño cuerpo totalmente desnudo sobre una mesa a completa disposición de su nuevo "amigo" pelirrojo. Mucho más nerviosa que al principió e incluso algo sofocada soltó su mano y se paró en seco. Casi le parecía que le faltaba el aire, apretó sus ojos con fuerza y agitó su cabeza sin explicarse de donde había salido tal imagen tan lujuriosa ¿Desde cuando ella pensaba en esas cosas? desde nunca estaba claro pero entonces ¿Qué le estaba ocurriendo? ahora si se sentía muy confundida...

La joven sonrojada intentó responder un "sí estoy bien", intentó quitarse esas imagen de la cabeza pero en vez de lograr su proposito de hacer desaparecer la imagen estas no hicieron otra cosa que aumentar y cambiar a diversas imagenes cada cual más lujuriosa que la anterior. Su corazón se aceleró notoriamente al igual que su respiración tan solo con la visión de tales imagenes que hacian que se sonrojara muchísimo además de que tenía más calor por momentos.

Abrió los ojos y miro a Irahd tratando de encontrar una explicación a lo que le estaba pasando pero no lo entendía y mirarle tan solo le causa más verguenza así que agacho la cabeza mirando el suelo - ten.. tengo calor - susurró abanicandose con la mano la cara. Sentía un sofoco creciente por todo su cuerpo junto con un cosquilleó inexplicable ¿Sería eso lo que la gente llamaba exitación? Chantelle no podía saberlo jamas había sentido algo así, jamas había estado en la cercanía de ningún otro chico. Pero lo que sía sabía ahora esque sentía mucho calor y además también se sentía avergonzada y sabía que esas imagenes no eran normales, o al menos no eran correctas para una señorita como ella. Se mordió el labio inferior y volvió a agitar la cabeza.

Chantelle se agarró con una mano un poco temblorosa, por los nervios más que otra cosa, al brazo que le ofrecian. Ella trataba de respirar hondo pero al parecer su corazón y pulmones se negaban a ir al ritmo que ella pretendía marcar, tenían que ir algo más celerados para desgracia de la pobre Chantelle - no te preocupes estoy bien solo un poco acalorada - consiguió articular dibujando seguidamente una cordial sonrisa para que no se preocupara por ella.

Se dejo conducir hascía la heladeria. Ella sabía ir perfectamente pero al parecer su nuevo amigo también puesto que no le preguntó en ni ningun momento por donde debía ir. En el silencio que se formó entre ambos Chantelle obtubo con claridad una especie de escaneo de la persona que cogia su brazo para andar presurosos por una calle no demasiado transitada. Chantelle tan solo encontró alegria, jubilo y cierta desesperación, todo ello la mente ingenua de Chantelle lo atribuyo a las ganas de comerse un helado por lo que no encontró nada especialmente extraño o preocupantes en los sentimientos del pelirrojo.

Unos minutos más caminando de su brazo y llegaron hasta la heladeria. No era demasiado grande y tan solo había un puñado pequeño de personas un par sentados otros pidiendo simplemente sus helados para marcharse a pasear. Sin duda esta era la heladeria favorita de Chantelle pero apesar de que supuestamente estaban en su terreno y apesar de que Chantelle debía estar más tranquila no conseguía encontrar esa "paz".

La joven se dejo atraer hacia el mostrador para poder ver mejor los coloridos y dulces helados. Cada uno con su respectivo cartelito delante en el cual figuraba con una perfecta caligrafia el nombre de cada uno de los sabores. Los ojos ambarinos de la muchacha se pasearon por la escristalera admirando cada uno de los sabores diferentes. Admirada por los multiples helados no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en sus pálidas mejillas, ahora un poco sonrojadas también lo que le daba un aspecto de lo más inocente e infantil a la vez.

Escuchó el pedido del pelirrojo y espero pacientemente a que el dependiente terminara de preparar el cucurucho que le había pedido el demonio para poder ella pedir su helado. Apoyó una de sus manos en el cristal y se pusó de puntillas para que su cabeza pasara por encima del mostrador un poco más de lo que ya lo hacía. Le sonrió con ternura antes de pedir su helado - Una tarrina mediana de fresa por favor - pidió con amabilidad y dulzura a la vez. Esa misma amabilidad y dulzura que derrochaba siempre para todo el mundo.

Por primera vez en bastante tiempo Chantelle dejaba de sentirse tan sola. Habitualmente había venido hasta esta heladeria pero nunca acompañada, sin embargo hoy no estaba sola. Los hombres que ocasionalmente habían tratado de decirle algo hoy no se habían acercado probablemente por la impresión que daba su nuevo amigo.