Sin Rumbo Ni Destino Fijo

Caminaba por el centro de la ciudad, observaba los aparadores de la tienda por las cuales pasaba, por simple curiosidad. Realmente no había salido de compras pero si encontraba algo que le gustaba lo compraba y había descubierto lo comprador compulsivo que podía ser. Ahora cargaba con algunas bolsas que no figuraba en su plan.

Aunque en realidad su salida no tenía propósito alguno más que el caminar, era algo que le gustaba bastante, por alguna razón lo disfrutaba. Así que daba vuelta en alguna esquina o se metía de vez en vez en alguna tienda que le llamara la atención, terminando con más bolsas, reprimiéndose mentalmente y diciéndose que ya no compraría nada más… cosa que mas tardaba en decir que hacer.

De vez en vez se encontraba algún perro callejero al cual no podía evitar acariciar… hacia lo mismo con algunos gatos, sin embargo estos eran más ariscos, escapando de su toque. Tenía debilidad por los animales, ya que era injusto el trato que le daban algunos humanos, sintiendo la necesidad de protegerlo. Así que parte de las compras era comida que era destinada a los caninos y felinos que se le cruzaban.

Su vista paso del aparador, que exhibía artículos de electrónica, a un hermoso perro que se le antojo Mastín Ingles. Claro que siendo callejero, podría no tener raza pero para el eso no tenía importancia, Tenía el mismo valor existencial que cualquier perro con Pedigrí. Se acerco hasta el extendiendo la mano despacio para no asustarle o provocarle, dejando que le olfateara un poco, acariciándole una vez el perro no reacciono negativamente.

Giro su rostro hacia ambos lados hasta que por fin encontró lo que buscaba, una pequeño establecimiento de carne asada, aunque lo que buscaba era cualquiera donde pudiera comprarle algo al can. Se dirigió hacia ella mientras los ojos caninos le seguían, regresando poco después, con una porción de carne que creyó justa. La dejo en el piso, frente al can, que no tardo en empezar a devorarla.

Varias personas le veían de forma rara e incluso le mal miraban por aquello, cosa que no le interesaba, había aprendido a dejar de lado las críticas ofensivas de los demás. Así que siguió observando al can comer, en espera de que terminara, para poder acariciarle de nuevo.